Something Happened (Någonting har hänt, Roy Andersson; 1987)



Si las películas propagandísticas suelen ser bastante tediosas, no hablemos ya de las películas educativas, uno de los géneros con peor reputación que conozco. A priori, un cortometraje encargado por el gobierno sueco en los años 80 sobre el virus del sida puede deparar pocas sorpresas agradables. Todo cambia si añadimos que el encargado de realizarlo es Roy Andersson.

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Something Happened resultó una película tan personal de su autor que no es de extrañar que la comisión encargada retirara su apoyo al proyecto y la cinta quedara guardada en un cajón durante años. La película contiene esa combinación de humor absurdo y existencialismo nórdico que Roy Andersson lleva practicando varias décadas sin cambiar ni una coma. Pero además es una reflexión inteligentísima sobre cómo catástrofes como el sida son utilizadas a favor de intereses políticos y religiosos, y habitualmente dirigidas contra los más débiles.

Apenas veinte planos le bastan al cineasta sueco para exprimir sus habituales tableaux vivants y lanzar un descarnado ataque a todas las instituciones a las que toca esta vez: sistema penitenciario, médicos, educadores, y como no, el ejército. Y es que además de la atmósfera funesta que se respira en cada momento, lo que al parecer más disgustó a los que financiaban la empresa era la visible crítica que se hacía a las tesis oficiales sobre el origen de la enfermedad. Y, tirando poco a poco del hilo, es como llegamos inevitablemente al exterminio de inocentes. La escena, imborrable, (que se repetirá ampliada y mejorada en el posterior cortometraje World of Glory) es escenificada en un interminable plano secuencia que nos devuelve todo el horror del siglo XX.

Sin embargo, la eficacia del realizador sueco, largamente forjada en spots publicitarios, también tiene efectos absolutamente delirantes. Y es que en este corto, el gag visual de la montaña de falos de plástico naranja, por poner un ejemplo, está a la altura del mismísimo Tati. La otra cara del absurdo es así, no podemos evitarlo aunque escueza, y uno difícilmente puede aguantar la risa cuando asiste al rito de apareamiento del sueco medio según Andersson.


Daniel García

1 comentario:

Little Turtle dijo...

Tremendisima la intervencion final